Parálisis periódica
En estos tiempos de epidemia, llegué de prisa a mi guardia, el ambiente calmado de la emergencia me da la impresión de que la noche transcurrirá sin mayores sobresaltos; pero, súbitamente, recibí una llamada del médico de tópico, pidiéndome ver a un paciente, Manuel.
Él, un joven de nacionalidad venezolana acudió a la emergencia porque ,dos días atrás, comenzó con debilidad de los pies, la cual gradualmente ascendió y comprometió los músculos de las manos y del tronco. Al despertar y percibir que no podía incorporarse de su cama ni mover un dedo, su esposa llamó a los bomberos y fue trasladado a la emergencia del hospital.
Indagando, Manuel contó que un mes antes ya había presentado dos episodios similares, pero de menor intensidad y duración. Además, negó otros antecedentes patológicos de importancia. Acudí a la sala de emergencia, a pesar de que lo encontré echado y en actitud ansiosa, su lenguaje era coherente y fluido.
El examen de su fuerza muscular reveló parálisis de las cuatro extremidades con mayor severidad en las inferiores. Al percutir sus tendones con el martillo de goma, observé que los reflejos de las extremidades estaban conservados. Así mismo, observé que no podía incorporarse ni girar el tronco porque yacía indefenso tendido sobre su lecho como un recién nacido.
Fue atendido por el médico residente quien lo consideró como un caso sospechoso del Síndrome de Guillain Barré (SGB) (..)